El boom de los fabricantes de cajas fuertes | Alemania | DW | 04.05.2016

2023-02-22 18:37:06 By : Mr. Chao Han

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Los escasos intereses que ofrecen los bancos por el dinero ahorrado y el aumento de los robos han hecho que los alemanes opten por instalar mayores medidas de seguridad en sus casas. Crece la demanda de cajas fuertes.

Las ventas de la industria de seguridad en Alemania han experimentado un crecimiento significativo en los últimos tiempos.

Según los Papeles de Panamá, servicios secretos fundaron empresas fantasma para ocultar sus actividades y para lograr financiarse. Es el lado oscuro de las “operaciones encubiertas”, opina Alexander Andreev. (13.04.2016)

La razón es el aumento de los robos. Según las estadísticas de criminalidad, el año pasado se produjeron más de 167.000 robos en domicilios particulares, un nuevo y triste récord. Esto representa un aumento de alrededor del 10 por ciento en tan solo un año. Menos de un 15 por ciento de estos delitos acaba resolviéndose.

Pero también el hecho de que los bancos ya no ofrezcan buenos intereses por el dinero ahorrado ha provocado que los alemanes opten por invertir en la protección de sus activos en casa. En este contexto, la demanda entre los fabricantes de cajas de seguridad para el sector privado ha aumentado un 30 por ciento en los últimos meses.

Dinero en efectivo en los calcetines

Según un estudio del banco estadounidense State Street, los alemanes guardan cerca de la mitad de sus ahorros en casa.

Algunos optan por depositar el efectivo en bancos.

Desde hace unos meses, sin embargo, muchos se han apresurado a trasladar el dinero en efectivo a las cajas de seguridad de sus respectivos bancos. Pero estas no son gratis. Además, la Asociación Alemana de Cajas de Ahorros asegura que la demanda supera a la oferta existente, sobre todo en las ciudades. Es por ello que muchos alemanes toman la decisión de instalar cajas fuertes en sus propios hogares.

El debate sobre la introducción de un límite a los pagos en efectivo y la política de tipos de interés del Banco Central Europeo también han empujado a muchos ciudadanos a proteger sus ahorros en casa.

El miedo dispara las ventas

Sobre la cifra exacta de ventas no se han pronunciado los fabricantes alemanes. Entre los productos más adquiridos por particulares destacan las cajas de seguridad pequeñas que se pueden instalar dentro de muebles, o aquellas que pueden ir ancladas al suelo. En las cajas de tamaño estándar se puede guardar dinero en efectivo, joyas y, al menos, una carpeta de archivos con documentos importantes.

El fabricante alemán “Burg Wächter” ofrece aproximadamente 100 modelos en su catálogo, incluida la caja acorazada de la serie “Royal”, a un precio de 18.000 euros y orientada a establecimientos comerciales. En el modelo “Royal” caben grandes sumas de dinero y aguanta el peso de muchos lingotes de oro. Por esta, especialmente, es por la que más se interesan los clientes extranjeros. El jefe de la compañía, Dietmar Schake, ha apodado al modelo construido con doble pared de revestimiento de acero y protección antitaladro como el “Mercedes de las cajas fuertes”.

En el último año, el número de robos en domicilios aumentó un 10 por ciento.

Los números asustan a los ladrones

Para el sector privado, el coste de adquisición de una caja fuerte varía entre los 400 y los 1.000 euros. El aumento de las necesidades de seguridad no está relacionado con la edad de los interesados, explica Schake. Aunque la mayoría de sus clientes tienen más de 50 años, en los últimos meses cada vez más jóvenes optaron por instalar dispositivos de seguridad en sus casas.

Como la apertura con llave siempre implica el riesgo de que ésta se extravíe, según Dietmar Schake la tendencia a instalar cerraduras electrónicas con hasta un millón de combinaciones posibles aumenta. “Si se introduce un código erróneo tres veces, la caja fuerte se bloquea durante cinco minutos. A continuación, cada error supondrá otros veinte minutos de espera. Que el ladrón consiga descifrar el código es prácticamente imposible”. Y es que los ladrones no tienen tanto tiempo para actuar.

Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" "Una cuestión de origen" Cuando el Museo de Arte de Bremen obtuvo fondos para someter a su colección a una investigación sobre su procedencia, hace tres años, nadie conocía aún el “caso Gurlitt”. En muchos museos alemanes hay obras de arte robadas a familias judías por los nazis, que llegaron al mercado a través de los marchantes de Hitler. La exposición "Una cuestión de origen" da cuenta de los resultados de la pesquisa. Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" ¿Robo o compra legal? “La avenida de los papagayos” (1920), de Max Liebermann, fue comprada por el coleccionista Heinrich Glosemeyer y es parte del Museo de Arte de Bremen. La investigación demostró que el matrimonio de coleccionistas Glosemeyer la compró legalmente. Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" El destino de Max Liebermann El pintor judío Max Liebermann fue destituido de su cargo como presidente de la Academia de las Artes por los nazis en 1933 y se le prohibió seguir pintando. Muchas de sus obras y de sus bienes fueron a parar a las colecciones de arte robado de los nazis. El proyecto del Museo de Arte de Bremen fue impulsado por la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano por resolución del Parlamento alemán. Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" Huellas de procedencia El dorso de una pintura es la parte más importante para los investigadores. Aquí, un lienzo de cartón del pintor Peter Burnitz: “Estanque con orilla de juncos”. En el reverso se hallan las iniciales de todos los compradores y sus predecesores. Luego de la II Guerra Mundial, las obras robadas por los nazis fueron marcadas con tiza, un indicio valioso para la pesquisa. Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" Comercio con el arte en Ámsterdam El jurista Hugo Oelze provenía de una renombrada familia de comerciantes de Bremen. Vivió desde 1920 en Ámsterdam, donde comerciaba con obras de arte en estrecho contacto con su ciudad y logró formar así su colección privada. Después de su muerte donó al Museo de Arte de Bremen cinco pinturas de renombre que están siendo investigadas actualmente. Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" Herencia polémica Esta valiosa pintura, “Almuerzo en la hierba”, del pintor francés Camille Pissarro, es de 1882 y fue adquirida por Hugo Oelze (1892-1967) para su colección privada. Oelze la donó en 1967 al Museo de Arte de Bremen, pero su procedencia legal no ha podido ser atestiguada por completo a pesar de las investigaciones. Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" Una vida por el arte El ya fallecido coleccionista alemán Cornelius Gurlitt vivió sus últimos días totalmente aislado en su departamento y rodeado de obras de arte. También el coleccionista y artista Arnold Blome (foto de 1966) había llenado su vivienda con cuadros y objetos de arte. La colección de Blome no contenía obras robadas a los judíos por los nazis, según la investigación. Arte robado por los nazis: "Una cuestión de origen" Esclarecimiento total Con la exposición “Una cuestión de origen”, el Museo de Arte de Bremen es pionero en cuanto a la búsqueda de transparencia de su colección de arte, y este tipo de exhibición de los resultados de la pesquisa podría hacer escuela. El director del museo, Christoph Gruneberg (foto) invitó a los investigadores a una serie de conferencias, también sobre el caso Gurlitt, en el que aún trabajan. Autor: Heike Mund

Cuando el Museo de Arte de Bremen obtuvo fondos para someter a su colección a una investigación sobre su procedencia, hace tres años, nadie conocía aún el “caso Gurlitt”. En muchos museos alemanes hay obras de arte robadas a familias judías por los nazis, que llegaron al mercado a través de los marchantes de Hitler. La exposición "Una cuestión de origen" da cuenta de los resultados de la pesquisa.

“La avenida de los papagayos” (1920), de Max Liebermann, fue comprada por el coleccionista Heinrich Glosemeyer y es parte del Museo de Arte de Bremen. La investigación demostró que el matrimonio de coleccionistas Glosemeyer la compró legalmente.

El pintor judío Max Liebermann fue destituido de su cargo como presidente de la Academia de las Artes por los nazis en 1933 y se le prohibió seguir pintando. Muchas de sus obras y de sus bienes fueron a parar a las colecciones de arte robado de los nazis. El proyecto del Museo de Arte de Bremen fue impulsado por la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano por resolución del Parlamento alemán.

El dorso de una pintura es la parte más importante para los investigadores. Aquí, un lienzo de cartón del pintor Peter Burnitz: “Estanque con orilla de juncos”. En el reverso se hallan las iniciales de todos los compradores y sus predecesores. Luego de la II Guerra Mundial, las obras robadas por los nazis fueron marcadas con tiza, un indicio valioso para la pesquisa.

El jurista Hugo Oelze provenía de una renombrada familia de comerciantes de Bremen. Vivió desde 1920 en Ámsterdam, donde comerciaba con obras de arte en estrecho contacto con su ciudad y logró formar así su colección privada. Después de su muerte donó al Museo de Arte de Bremen cinco pinturas de renombre que están siendo investigadas actualmente.

Esta valiosa pintura, “Almuerzo en la hierba”, del pintor francés Camille Pissarro, es de 1882 y fue adquirida por Hugo Oelze (1892-1967) para su colección privada. Oelze la donó en 1967 al Museo de Arte de Bremen, pero su procedencia legal no ha podido ser atestiguada por completo a pesar de las investigaciones.

El ya fallecido coleccionista alemán Cornelius Gurlitt vivió sus últimos días totalmente aislado en su departamento y rodeado de obras de arte. También el coleccionista y artista Arnold Blome (foto de 1966) había llenado su vivienda con cuadros y objetos de arte. La colección de Blome no contenía obras robadas a los judíos por los nazis, según la investigación.

Con la exposición “Una cuestión de origen”, el Museo de Arte de Bremen es pionero en cuanto a la búsqueda de transparencia de su colección de arte, y este tipo de exhibición de los resultados de la pesquisa podría hacer escuela. El director del museo, Christoph Gruneberg (foto) invitó a los investigadores a una serie de conferencias, también sobre el caso Gurlitt, en el que aún trabajan.

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